En los últimos años, la inteligencia artificial ha ganado popularidad, tanto que muchos la consideran una “amiga” y le preguntan cualquier duda o inquietud. A pesar de que tienen sus ventajas, su uso no reemplaza a ningún profesional. Por ello, la filósofa y académica del Instituto de Ética Aplicada de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Gabriela Arraigada, hace un llamado de advertencia.